martes, 19 de agosto de 2008

Camboya, la perla del sudeste asiatico

Desde Ho Chi Minh CIty cogimos un autobús rumbo a Phnom Penh, capital de Camboya. Atrás quedaría Vietnam y nuestro primer contacto con el sudeste asiático.

Como viene siendo costumbre desde que pisamos Vietnam, lo más traumático de viajar fué el transporte. Si bien esta vez la comodidad del autobus fué aceptable y el trayecto relativamente corto (unas seis horas, cruzando el río Mekong en ferry), cruzar la frontera tuvo lo suyo.

En el autobús nos ofrecieron gestinar el visado de entrada a Camboya (que se paga en la propia frontera) sin nosotros tener si quiera que bajarnos del autobús, por 24 dólares. Nosotros, que teníamos entendido que el visado costaba sólo 20 dólares, y que, todo sea dicho, estamos metidísmos en el papel de regatear por todo y miramos la pela hasta el último céntimo, no dudamos en bajarnos del autobús en la frontera para comprobar que el precio real eran 20 y no 24 dólares. En eso que nos bajamos del autobús y comprobamos que efectivamente el precio eran 20 dólares. Visto lo visto, nos sacamos los visados por nuestra cuenta tranquilamente (ahorrándonos 4 dólares, que aquí son lo que cuestan un par de buenas pizzas) y, ya con visados en mano, nos dirigimos de vuelta al autobús. Pero muy para nuestra sorpresa resultó que el auobusero, seguramente enfuruñado porque con nosotros no se embolsó sus cómodos 4 dólares de comisión por gestionarnos el visado, se marchó sin avisar y, lo peor de todo, ¡con nuestras mochilas! Si bien algunos ya nos veíamos llevando llevando la misma camiseta durante varias semanas y reciclando calzoncillos otras tantas, al final conseguimos darle caza subiéndonos a un camión de campesinos que nos llevó hasta una estación de servico donde nuestro autobús se paro a llenar el depósito. Entrábamos en Camboya con el pié izquierdo...

Una vez en Phnom Penh (y tras la bronca monumental que le endosamos al mamonazo del autobusero) enseguida nos cogimos un minibús con destino a Sihanoukville, un pequeño pueblo en la costa sur camboyana del que se habíamos oido maravillas. Y así pues, otras cinco horas de viaje en un minibús de doce personas en el que nos montamos quince individuos y sus quince mochilas. Aún así, el viaje valió la pena porque Sihanoukville resultó ser el pueblo encantador que nos habían prometido. Y como nada mejor que un poco de playa y relax para recuperarse de horas y horas de autobús, allí nos quedamos cinco días sin pegar palo al agua. Que bien se siente uno cuando se levanta y su mayor preocupación es si el billar del hostal estará libre cuando acabe de tomarse esa crepe de plátano con la que ha soñado toda la noche.

Aparte de miles de partidas de billar, otros tantos crepes de plátano, unas buenas barbacoas de pescado a la orilla del mar, una lluvia intensa y constante (pero que no evitó los primeros baños en el golfo de Tailandia) y unos partidos de fútbol con los chavales locales en el patio del colegio del pueblo (ver fotos cuando se cuelguen), no hay mucho que destacar. Sihanoukville fué una parada estratégica para reponer las fuerzas con las que afrontar el resto del mes, que está siendo un no parar.

De Sihanoukville vuelta a Phnom Penh para recoger a dos nuevas incorporaciones: Cristina, la novia de Jacobo, y Xavi, un amigo suyo, que se quedarán con nosotros hasta finales de mes. Ésta es básicamente la razón por la que el mes de agosto está siendo bastánte frenético (a ver, que a nadie le suene a recochineo. Queremos decir "frenético" en el contexto del viaje). Ahora somos siete de los cuáles dos (Cristina y Javi) vuelven a Barcelona antes de que acabe el mes, por lo que el ritmo a pasado a ser de tranquilo a más bien rápido para que los que se marchan puedan ver cuanto más, mejor. Además, los otros tres con los que estamos viajando(Jacobo, Pablo y Xavi) acaban su vuelta al mundo el 30 de septiembre, así que para ellos este último mes y medio es también la recta final del viaje y quieren exprimir los dias al máximo. La verdad es que para nosotros esto está siendo bastante cansado porque no paramos en el mismo sitio por más de dos días con el objetivo de ver todo lo que podamos. Así que cada uno o dos dias nos metemos en buses o minibuses en los que pasamos días o noches enteras viajando. Para que os hagáis una idea, ayer llegamos a Vientiane, capital de Laos, después de 28 horas de autobús (un bus local, por cierto, en el que se transportan desde personas hasta patatas, gallinas, sofas o motos, todo amontonado en el pasillo...hay que verlo para creerlo). Empeza a faltar el sueño de calidad o la alimentación decente, entre otros. Así que vamos a ver hasta cuando aguantamos éste ritmo, teniendo en cuenta que a nosotros dos nos quedan todavía más de nueve meses por delante.

En fin, una vez en la capital comprobamos que Camboya es bastante menos desarrollado que Vietnam y que cualquier tipo de higiene brilla por su ausencia. La gente duerme en la calle rodeada de ratas y otros animales sin ningún tipo de preocupación. Nosotros, por nuestra parte, no nos duchamos con agua caliente desde que pisamos Camboya y el acceso a internet está más bien complicado si no es pagando los minutos en oro. Ni mencionar que el aire acondicionado no es muy popular por aquí y que, sumado a que hemos empezado a dormir con mosquitera, las noches empiezan a ser calurosamente duras. La contrapartida es que Camboya (excepto los templos de Angkor) es mucho menos turístico que Vietnam y por eso uno ve con más claridad como vive realmente esta gente. Es, sin duda, una experiencia más auténtica que Vietnam o China.

Sin mucho que ofrecer aparte de algunos templos budistas y un mercado bastante curioso, Phnom Penh no parece más que un pueblo grande con la peculiaridad de que aloja a unos cuantos millones de personas.

Desde allí dimos rápidamente el salto a la gran atracción turística de Camboya: Siem Reap y los templos de Angkor. Estos templos son los restos de la civilización Khmer, que habitó Camboya por allí entre los siglos VIII y XIV, según le están chivando a un servidor mientras escribe estas lineas. En su día, en el complejo en el que se agrupan estos templos vivieron cerca de un millón de personas mientras que en Londres, por aquella misma época, vivían menos de cincuenta mil. La verdad es que los templos son muy espectaculares sobretodo si se tiene en cuenta la época en la que fueron construidos. El más espectacular, aunque Angkor Wat sea el más famoso (que, a su vez, decepciona), es Ta Prhom, en el que los árboles se han abierto paso por dentro del propio templo y en el que se rodó la película de Tomb Raider. La particularidad que tiene visitarlos es que hay que levantarse con el sol si se quiere tener la mejor vista posible. Así que ahí nos tenías a las cuatro y media de la mañana viendo amanecer en los templos de Angkor y haciendo fotos a mansalva. El conjunto de templos es enorme (lo vimos en dos días) y lo que se suele hacer es alquilar un tuk-tuk (que viene a ser un carro de personas arrastrado por una moto) con conductor para que te lleve de aquí para allá durante los días que dure la visita. Un pelín paradójico esto de ser mochileros con chófer, pero bueno...

Una vez vistos los templos y de recuperar fuerzas comiendo serpiente, entre otros manjares, nos dirijimos hacia la provincia de Ratanakiri, famosa por las cascadas que el rio Mekong forma a su paso por el norte de Camboya. Debido a problemas de conexión entre Siem Reap y Ratanakiri, tuvimos que hacer sendas paradas en Kratie y Stung Treng. El viaje de Siem Reap a Kratie fue decente y para el trayecto entre Kratie y Stung Treng dispusimos de un autobús de veinte personas sólo para nosotros (¡¡regalo de los cielos!!). Pero como esta vida te da una de cal y otra de arena, el viaje de Stung Treng a Ratanakitri fue un trayecto infernal en un autobús con overbooking durante seis interminables horas. Esta vez el problema fue que las lluvias dejaron el camino (de tierra) en un estado bastante poco transitable y llegamos los siete con un dolor de riñones de cuidado. Pero bueno, en peores plazas hemos toreado, y sobretodo, en mucho peores habrá que torear, así que sin quejas.

Ratanakiri fue muy divertido: Baños en cascadas espectculares, chapuzones en el cráter de un antiguo volcan convertido a lago, paseos en moto con pinchazos incluidos, etc...Incluso Pablo y Prada tuvieron el placer de perderse de noche con una moto que no tenia luces, intuyendo más que viendo el camino (mamá, tú deja de leer aquí) a la vez que desgutaban cientos de mosquitos bien cargaditos de malaria...

Esto ha sido Camboya, el primer contacto (algo rápido, por las circunstancias) con el verdadero subdesarrollo. Ha sido una experiencia muy diferente a la vivida en el resto de paises y nos deja con la sensación de que Camboya es el sitio al que ir (con el permiso de Laos, que también parece serlo) si uno quiere vivir la Asia profunda huyendo de paises más "turistificados" como pueden serlo Vietnam o Tailandia.

De Camboya hemos dado el salto a Si Phan Don, un conjunto de islas al sur de Laos, sobre lo que escribiremos más adelante.

Estamos teniendo problemas técnicos para colgar las fotos. El problema es que no tenemos wifi en ninguna parte y colgar las fotos desde un internet café (cuando es posible) nos costaría un ojo de la cara. Ahora, desde Laos, conectarse a internet via wifi parece todavía más complicado, pero prometemos colgar todas las fotos atrasadas en cuanto nos sea posible.

Un abrazo,

Barbe y Prada

5 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena por vuestra manera de transmitir lo que estais viviendo. Me dais mucha envidia, 11 meses viendo mundo, es genail, me alegro que hayais podido cumplir vuestro sueño. Navegando hoy por internet he tenido la suerte de acabar leyeendoos, mañana me voy a Vietnam dos semanas y me he divertido realmente mucho con vuestro relato.
Un beso y seguid disfrutando!

Miguel dijo...

Que bien que os lo pasais!!! Que envidia!!!

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola chicos!

despues de leer vuestras ultimas aventuras y saber de vuestra frenetica vida creo sinceramente que a este ritmo no se si llegais a cumplir aquello de "año sabatico" entendido como viaje de tranquilidad, relax, etc. Espero que os lo esteis pasando realmente genial y dejad ese espíritu tan catalán de "la pela" porque esos 4 euros casi os cuesta la mochila.

Un besote de todos

Nati, Jordi, Víctor, Àlex

Judith dijo...

Xicossss! Soy Judit, la del junco de Halong Bay. Es la primera vez que entro a vuestra pagina y me ha encantado como narrais vuestras aventuras. Parte de lo que explicais es lo k yo viví, asi k me he transportado en el tiempo y lugar x momentos.Y x momentos también desearia estar alli con vosotros pk aunk lo del viajar es cansado, es tan enriquecedor! Os seguiré x aki a pesar de la envidia sana k m entra al leeros. Cuidaros muxo y os deseo k sigais con esas ganas y esa fuerza k demostrais tener. Un beso!

Anónimo dijo...

holaaaaaaaaaa! soy el aharon!

¿Qué tal misters? por lo que veo la cosa no va nada mal eh! bueno bueno.. vaya experiencias estáis teniendo.. mm que envidia xD
Por cierto, si no me equivoco el que escribe todo es Guillermo no? Pq vamos, escribe fenomenal eh! muy bien :P

Bueno chicos, vosotros seguir cumpliendo vuestro sueño, yo mientras seguiré gozando de lo poco que me quedan de vacaciones.. ya que el 22 comienzo de nuevo con la rutina y tal.. así que nada, a ver si os pillo un día por el msn y hablamos, sino ya me iré pasando por aquí!

Aleee un abrazo muy fuerto a los dos! cuidaoos! :D

aharón.