sábado, 25 de octubre de 2008

Bali y las Islas Gili

Cogíamos el avión hacía Bali teniendo las recomendaciones tanto de Calvillo como de Batlle, los cuales habían ido unas semanas antes. Evidentemente el plan de viaje no era ni mucho menos el mismo, pero ya era un inicio, ya que la mayoría de gente a la que habíamos preguntado, nos comentaron que no valía mucho la pena ir.
Después de 3 horitas de vuelo, nos platamos en el aeropuerto a la 1 de la madrugada, con la idea de ir a la playa de Kuta. Al intentar compartir taxi con más gente ( para seguir arañando algún dinerillo de todos lados), nos encontramos como habían 2 Alemanes ( con sus respectivas cervezas en la mano), que estaban esperando a unos amigos que venían en el mismo avión. Entre broma y broma acabámos compartiendo el taxi entre los 6 que, como podeis imaginar, junto con todas las mochilas, parecíamos sardinas enlatadas dentro del coche.
De camino al destino, nos comentaron que estaban en Bali estudiando ( vaya chollo), y que cada fin de semana había mucha fiesta, y que por supuesto nos uniéramos con ellos, ya que era sábado, y todo el mundo salía. Evidentemente no era nuestro plan inicial, ya que teníamos que buscar hostal a las tantas de la mañana, y además teníamos ganas de descansar. Así que decidimos usar el comodín de " vamos a buscar alojamiento y nos vemos luego por ahí", a lo que, ante nuestra sorpresa nos dijeron que no tenían más sitio en su piso porque alojaban a los dos amigos, pero que tenían otros compañeros que tenían una casa grande y que no había problema en que nos quedaramos ahi a pasar la noche, y que si nos los ganábamos, podíamos estar más días.
A pesar de estar un poco reacios, decidimos ver el percal antes de darles una respuesta, así que fuimos en dirección a la urbanización Mira Selva, y nada más entrar ya vimos que había algo extraño, ya que la primera visión fué un ciervo corriendo por el jardín. Ante nuestro asombro nuestro nuevo amigo Irakí-aleman nos señaló con el dedo un recinto cerrado donde tenían también un cocodrilo.
Al entrar en la casa y dejar las cosas en un salón de la planta de arriba en la que tenían un colchón inflable estirado en el suelo, nos miramos el uno a otro, y nos dijimos: " vaya historia para el blog". Evidentemente por seguridad, y ante la posibilidad de que estos individuos se pagaran su estancia en Bali a costa de turistas confiados ( o primos según se mire) como nosotros, nos llevamos todo el dinero, así como el pasaporte.
Decidimos irnos de fiesta con nuestros nuevos amigos, y al salir de la casa, nos dijeron que no había problema con la hora de llegada, ya que la puerta siempre estaba abierta. Ante nuestras caras de sorpresa delante de este hecho tan poco habitual, llegaron las consiguientes explicaciones, y de verdad que no fueron las que esperábamos.
Nos dijeron que la puerta estaba siempre abierta, que dejaban todo los objetos de valor a la vista sin problemas, porque era una urbanización a la que nadie se atrevía a entrar para robar. Y el motivo era, que el propietario del terreno y de las casas era el capo de la droga de la zona, que vivía en la casa contigua. Así que allí estábamos nosotros, recién llegados a Bali, con nuestras cosas en casa de unos estudiantes que tenían alquilada la casa a un narcotraficante.
La noche no dió para mucho más, y nos retiramos pronto a dormir, con la sensación de que aquel sitio estaba plagado de gente occidental con ganas de mucha fiesta, pero que no dejaba de ser el Benidorm de Bali. Dormimos en nuestro colchón inflable ( por cierto, super incómodo), y al mediodía decidimos ir a buscar un hostal, ya que era demasiado abusivo estar más tiempo ahí.
Después de encontrar alojamiento, fuimos ha hacer lo más popular de la isla y por lo que es tan popular; el surf. Para ello, utilizamos de nuevo la hospitalidad de nuestros amigos, que nos habían dicho que podíamos usar sus tablas, así que volvimos a Mira Selva en busca de ellas.
Al entrar en el agua, ya nos dimos cuenta de que las olas eran de un tamaño más grande a lo normal, pero como no podía ser menos, los dos españolitos tenían que meterse en el meollo, sin tener ninguna experiencia anterior. Con todo ello, y en la zona donde rompían las olas, nos fué imposible coger ninguna, y lo que si que hacían eran caernos encima una y otra vez. Con tanto revolcón, tragada de agua, y de nuevo revolcón, nos dimos cuenta de que para llegar a C, casi siempre hay que pasar por B. Así que nos fuimos a donde nos tocaba, a la orillita, con la espumita, y intentando con más o menos éxito levantarse encima de la tabla.
Mientras Prada lo seguió intentando toda la tarde, Barbe, con el estómago aún lleno de agua de mar, decidió ver los toros des de la barrera. El día siguiente lo pasamos en la playa, Prada con el surf, y Barbe sin más ganas de tragar agua.

Nuestro siguiente destino era, después de la recomendación de Batlle, las Gili, un conjunto de 3 islas, situado muy cerca de Lombok, la isla contigua a Bali. Así, empezaba nuestra travesía en busca de más aguas cristalinas. Después de coger un mini-bus a las 6 de la mañana, que nos llevaran a un puerto, que esperáramos a un Ferry que tardaría 5 horas en llegar a la otra isla, otro mini-bus para acercarnos y finalmente una barquita típica de pescadores, llegamos a Gili Trawangan cerca de las 7 de la tarde ( seguro que tu fuiste en avión eh Batlle). 13 horas de trayecto, pero que nada más llegar vimos que habían valido la pena. La isla era la más grande de la 3, y para que os hagais una idea, todo el perímetro se hacía en 35 minutos corriendo, nada.
Después de instalarnos en un hostal a apenas 50 metros del agua ( no es dificil, todos lo estan) y de pegarnos nuestro primer baño, fuimos en busca de algún lugar para cenar. Como nos suele pasar siempre, cuando decidimos uno que esté bien calidad-cantidad-precio, nos convertimos en sus mejores clientes durante nuestra estancia. Si, lo sabemos, somos así de originales. Esta vez, la elección fué perfecta, ya que después de tiempo ibamos a comer realmente sano. Nos decidimos por un restaurante que ofrecía buffet libre de ensalada si pedías carne o pescado a la barbacoa. La verdad es que nosotros estábamos interesados sólo en la ensalada, ya que era completísima y además la acompañaban de unas salsas, que para nuestro paladar habían dejado de existir; así que pedimos alternativamante pinchito de carne y de atún durante los 4 días ( evidentemente era lo más económico), y nos poníamos ciegos de ensalada ( ya sabes Jacobo....value for money). Como aún y así se nos iba bastante de presupuesto, la alternativa fué desayunar tarde y cenar pronto, así evitábamos la comida. Fué perfecto y no pasábamos nada de hambre, aunque a partir de las 6 de la tarde ya deseábamos que llegaran las 8, como el niño que está en clase esperando que suene la campana para ir al patio corriendo.
Los días en la isla fueron de los más estresantes de nuestras vidas, nos levantábamos cuando el despertador interno marcaba, ibámos directamente a la playa con la toalla, las gafas de bucear y el tubo, y nos dedicábamos todo el día a hacer snorkelling en unas aguas de color turquesa, donde a apenas 5 metros de la orilla podías encontrar una vida submarina increíble. Sólo existía un pequeño problema, y esque había una corriente fuerte que no se podía salvar nadando, y que te llevaba en perpendicular a la playa. Así que como si de un parque acuático se tratara, nos metíamos en el agua, nos dejábamos llevar por la corriente, sin necesidad ni si quiera de nadar, y veíamos pasar a nuestros pies miles y miles de peces de todos los colores y tamaños. Cuando llegábas al final de la playa, salías, te dabas un paseito por la orilla viendo el paisaje y te volvías a meter en el punto que querías para repetir de nuevo la operación.
Otro método que utilizamos, era el de quedarse cogido a la cuerda de algún barco anclado, mientras el agua intentaba sin éxito llevarnos hacia abajo. Poco a poco fuimos depurando la técnica y ya bajábamos por la cuerda para ver el fondo con más claridad. A destacar las tortugas gigantes de aproximadamente un metro con las que nadamos y jugamos en un par de ocasiones ( vimos un total de 5), el pez gatillo que le pegó un muerdo a Prada ( y es que ya le avisaron en el curso que no te puedes meter en su territorio), y el tiburón que encontró Barbe en una cueva submarina en la inmersión que hizo. Como os hemos dicho antes, demasiado estrés para el cuerpo.
Por la noche intentamos encontrar algún sitio para tomar algo, pero la gente estaba toda en plan relax, y a partir de la 1 quedaba poca gente en los bares. Tampoco fué mal, porque tirarse todo el día en el agua arriba y abajo, mira que pez, me hundo para verlo mejor, llego arriba casi sin aire, vuelvo a hundirme a ver si llego al fondo y así continuamente....puede con cualquiera, y las noches, como buenos niños, a dormir prontito.
Como todo en esta vida tiene un final, y más si es bueno, los días pasaron volando, y a la hora de marcharnos, nos quedó la sensación de que podríamos haber estado una semana más con nuestro plan. Siempre nos queda el consuelo de que tenemos muchos años por delante para repetir los mejores destinos, y este, probablemente será uno de ellos, aunque eso si, y sin desmerecer la compañía del uno con el otro, la próxima vez lo haremos con pareja.
Para terminar nuestra estancia en Bali, otras 13 o 14 horas de medios de transporte para llegar al aeropuerto, a destacar el trayecto en Ferry, tirados ( literalmente) en la cubierta con un sol de justicia y otras 4 horitas en la terminal. Poníamos punto final a Indonesia y cogíamos un avión con otras 430 personas con destino a nuestra última parada asiática.

Fotos:
http://picasaweb.google.com/guillermo.de.prada/BaliYLasIslasGili#

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por cierto, se me olvidó comentarte... Suspendí, pero el dia 4 estoy ahi otra vez y esta vez si que para no volver!

Un abrazo titu!

Anónimo dijo...

!Qué vida mas dura chicos!

Me contagiais vuestro estrés!

Animos y un abrazo,

Jordi

p.d. El cambio de tercio me enganchó tanto que lo lei tres veces del tirón!