martes, 21 de abril de 2009

Barbe Estados Unidos

Después del largo trayecto, por fin llegaba a los Estados Unidos, con una sensación rara en el cuerpo. Rara porque llegaba desde uno de los países más pobres de sudamérica, y después de estar más de 3 meses en ese continente, viendo las realidades que lo envuelven.
Rara también porque iba a estar 18 días en América sin nadie a mi lado, con lo que me tenía que defender con mi nivel de inglés, aunque más tarde me di cuenta de que en California se puede vivir sin él. El 51% de los habitantes son de orígen latino, y muchos de ellos abarrotan los puestos de trabajo en restaurantes y servicios públicos.

Con estas ideas en la cabeza aterricé en el aeropuerto de Los Ángeles, probablemente el más grande donde haya estado, y como ya es sabido, me hicieron las imprescindibles y lógicas preguntas de los servicios de seguridad. "Tienes intención de atentar contra nuestro presidente?, alguna vez has matado a alguien?, traficas con drogas?....etc etc", y se aseguraron con mis NO de que yo era un buen turista sin malas intenciones. Estos yanquees......

Desde el primer momento en el país ya te das cuenta de que todos los estereotipos de la cultura amerciana que nos llegan a Europa son totalmente ciertos, y en cuestión de minutos ya vi a gente de todos las partes del mundo hablando en inglés con muchos acentos. También la cultura de la odiosa "fast food" la tienes presente todo el día, donde la gente toma sus almuerzos en los Mcdonald's, incluso se van de domingo con la famíla. Seguro que no me faltaría trabajo aquí, con la cantidad de obesidad que hay.

Del aeropuerto cogí un bus que me llevaría al barrio de Santa Mónica, donde todo el mundo me había recomendado estar. Al llegar me dirigí directamente al Hi Hostel y empecé a darme cuenta también de que tenía que cambiar los estandares en cuanto a los precios, ya que de pagar una media de 4 euros la noche en Perú, ahora tenía que desembolsar más de 20.
Bienvenido a lo que se conoce como primer mundo, y visto lo visto, permitirme que al menos ponga en tela de juicio cual de ellos es mejor, y en cual la gente es más feliz, aunque dejaré esos temas ya que es un blog sobre el viaje, no sobre valoraciones.

Dejé la mochila y me fuí toda la mañana a conocer la zona. Caminé por el paseo marítimo, donde vi a los primeros colegas de David Haselhof ( o como quiera que se escriba) y de Pamela Anderson apatrullando la playa ( como diría Torrente). También vi las primeras de las muchas ardillas que hay, jugando en la hierva.
Pero sobretodo, lo que vi fué la punta del iceberg de lo que sería mi estancia en esa ciudad. Empecé a ver los primeros indicios de la increíble cantidad de dinero que tiene la mayoría de la gente en LA, y de la ostentación premeditada que hacen de él.
Porches, Ferraris, Limosinas, Lamborguinis, Aston Martins, etc etc, todas las marcas de coches de alta gama que existen estan rodando en sus calles, con sus dueños bien orgullosos, luciendo una sonrisa de oreja a oreja, y exprimiendo al máximo los caballos de potencia después de cada semáforo para que todo el mundo se de cuenta del coche que llevan.

Con esta primera impresión, decidí que quería que el cambio de realidad fuera aún más intenso, así que me fuí aquella misma tarde a una de las visitas obligadas de la ciudad, Beverly Hills. Pillé el autobus, ya que lo de callejear al 100% en Los Ángeles es misión imposible por su tamaño. Son 16 millones de personas viviendo la mayoría en las típicas casitas americanas o en bloques de apartamentos que extrañamente superan los 4 o 5 pisos de altura. Ya os podeis imaginar la superfície que abarca toda esa gente.

Llegado al barrio, mi primera parada fué pasear por la calle de "Rodeo Drive" , en donde se grabó parte de la película de "Pretty Woman". Están ubicadas las principales marcas mundiales ( la única española que ví fué Lladró), y los chóferes y cochazos esperan en las puertas a que sus adinerados dueños hagan sus respectivas compras. Lo primero que me vino a la cabeza fué imaginarme a la pija de la Beckham paseando por esas calles. Me resultaba a la vez curioso e indignante ver todo ese circo montado alrededor de la gente millonaria, aunque lo mejor estaba por venir.

Seguí con mi especial auto tour por Beverly en la típica señal que indica el inicio de las mansiones, y me tomé la foto característica antes de ponerme a pasear, sin saber muy bien la dirección ni el objetivo final, por las calles de esa urbanización, de las dimensiones de una ciudad. Más tarde, me enteraría que pasé, sin darme cuenta por supuesto, por las casa de muchos famosos actores y directores, entre ellos Tom Cruise.
Y esque las casas eran insultantemente grandes y lujosas, con los respectivos coches en la entrada, la mayoría de ellas sin valla de protección en la calle, y rodeados de un mundo diferente, un mundo que me chocó tremendamente en comparación con lo que había estado viendo justo 24 horas antes. Y es que pasé de dormir sin luz artificial ni agua caliente, viendo a la gente subsistir con lo mínimo, a estar entre casas de hasta 30 millones de dólares en apenas un par de días.
Paseé por ese mundo durante toda la tarde, dándole vueltas a varias cosas en mi cabeza, y cansado ya por el viaje, decidí poner fin a mi primer día en el país de la libertad.

Ya en el hostal de vuelta, me encontré con 3 profesoras españolas que estaban trabajando en una especie de intercambio con colegios americanos y aprovechaban el spring break para hacer un poco de turismo por el país. Ellas eran Begoña de Valencia, Mercedes de Albacete y Gema de Santander. Se convirtieron en mis siguientes compañeras de viaje, y estuve con ellas en Los Ángeles y en San Franciso.

Al día siguiente ya nos fuimos los 4 juntos a visitar Hollywood, en lo que es apenas una calle donde están colocadas en el suelo todas las estrellas de los famosos, y en la que también están el Chinese y el Kodak theatre. En el primero es donde los más célebres actores dejan las huellas de sus manos y de sus pies. En el segundo, como casi todos sabreis, es donde se entregan los Oscar's cada año, y donde nuestra Penélope hace su papel especial cada cierto tiempo.

Desde ahí, y ya que no quedaba lejos, aprovechamos para visitar los Universal Studios. No teníamos intención de pagar los más de 100 dólares de la entrada, así que nos dedicamos a pasear por las tiendas que tienen por fuera, y ver toda la parafernália que usan en su decoración.
Para termianr el día de turismo, y ya de camino a Santa Mónica, hicimos una parada técnica en el downtown para dar una vuelta por el ayuntamiento y por los edificios más conocidos de la ciudad, incluido uno de Frank Gary que se asemeja muchísimo al museo Gugenjein.

A la mañana siguiente ibamos a visitar la Universidad de UCLA, la más importante y grande de la ciudad y donde miles de estudiantes cursan sus carreras en un campus gigante, típicamente americano, con sus increíbles instalaciones deportivas. Coincidió que era sábado, y que los pocos estudiantes que quedaban estaban compitiendo o entrenando en las diferentes disciplinas. Tenían estadios para todo, y no estoy hablando de campitos, son instalaciones para miles de personas. También disponen de todo lo necesario para no tener que salir para nada de la universidad, supermercados, tiendas y todo lo que podais imaginar.
La tarde de aquel sábado, ya sin Begoña que tenía que volver a su "casa" americana, la pasaríamos paseando por la playa de Santa Mónica hasta llegar a Venice Beach, un paseo marítimo donde estan congregados todos los hyppies y todos los artistas alternativos, en lo que se a convertido en una atracción turística.
Todo vale en esa calle, todo esta permitido y los frikkis dejan volar su imaginación para intentar captar la atención de la gente. Pondré dos ejemplos para que os hagáis una idea de lo que hablo: había una chica que promocionaba un espectáculo de animales raros, y de gancho tenía una tortuga con dos cabezas, una de las cuales no se movía, y que nos hizo sospechar de la falsedad de todo aquello. El otro caso curioso era un friki que recogía fondos para saber porque en el billete de 1 dólar sale el dibujo de una pirámide egipcia.....gran manera de perder el tiempo!!!!.

Para terminar con las visitas en la ciudad, el último día fuimos a un museo gratuito situado en lo alto de una colina cercana a "Bel Air" y desde donde a parte de ver este otro barrio selecto, tienes una visión general de toda la superficie que abarca Los Ángeles.
La tarde la gastamos tranquilamente en el hostal jugando al Monopoly y descansando antes de cambiar de ciudad.

A parte de las ya citadas conclusiones que me lleve de EEUU en mi primera parada, otras dos fueron: que los servicios de bomberos trabajan mucho más que en el resto del mundo, y esque están todo el día en la calle por si surge una emergencia. Yo no sé si atienden cuando un gato no puede bajar de algún árbol, pero casi, porque andan todo el día sirena arriba, sirena abajo en sus modernos camiones.
Lo otro, fué la tendencia que tienen los sin techo y las personas en una situación peor de ir por la calle hablando solos en voz alta o en el mejor de los casos, manteniendo un monólogo contigo sin que tu les prestes la menor atención. El ejemplo más claro lo tuvimos en un hombre que en el autubús hablaba con la chica de su lado, le gesticulaba, la miraba, y esta, como es evidente, no le hacía ni puñetero caso. Y esque en los Estados Unidos hay mucha gente con aparentes problemas psicológicos.

Las chicas se levantaron pronto y fueron al aeropuerto para coger el vuelo que las llevaría directamnete a San Franciso. Aquí el menda, y con la política de gastos, no se podía permitir un avión y tuvo que chuparse las 8 horas de bus que separan las dos ciudades. Eso sí, pude dormir algo más ya que salía al mediodía.
La llegada a la ciudad estubo marcada por la visión del Golden Gate desde la distancia, en la puesta de sol y con unos colores muy bonitos que lo dejaban entrever detrás los edificios altos de la ciudad. Probablemente fué la visión más bonita que tuve de él, a pesar de estar muy lejos.

Bajado del bus, pregunté por la calle del hostal que había reservado, para estar con Mercedes y Gema, y al dirigirme allí, ya comprobé que era otra realidad, que lo que había visto en LA era muy diferente a lo que veía ahí. También es verdad que el hostal estaba situado en la que probablemente es la calle con más vagabundos de la ciudad, pero si obviamos ese dato, en general la vida y la gente es totalomente diferente de una ciudad a la otra.
Después de pasar entre aquella gente, con alguna que otra miradita y algún que otro comentario, llegué a mi hostal y me reuní con las chicas a la hora prevista. Poco más podíamos hacer aquel día, ya que era de noche y la situación no hacía apetecible salir en busca de problemas. Así, dedicamos el tiempo a planificar la estancia y a comprar los tickets para la cárcel de alcatraz que teníamos previsto para el día siguiente.

Partimos temprano hacía el muelle, desde donde salen los tours, para poder callejear y conocer más la ciudad. Tardamos algo más de una hora en llegar ahí, y es que el centro de San Franciso es mucho más pequeño y se puede ir caminando a todos sitios.
Al llegar, recogimos los tickets y nos montamos en el barco que nos iba a llevar a la isla, que está a apenas 3 km de la costa y que evidentemente se puede ver desde todos sitios.
El tour por la cárcel duró toda la mañana y parte de la tarde. Empezamos con una visita guiada personalmente por una maquinita que te iba indicando donde ir y lo que ver. Esto nos permitió conocer en apenas 2 horas todos los rincones de "la roca", las funciones que a tenido durante la historia, los presos más destacados que estuvieron encerrados entre aquellas paredes, los intentos de fuga, etc, etc.
Después de tener un conocimiento amplio sobre el lugar, fuimos tranquilamente a ver más rincones de la isla, desde donde se tenían unas vistas privilegiadas de la ciudad, con todo su skyline delante nuestro. Esto era, según los testimonios de los presos, una de las cosas más duras de estar encerrados en aquel lugar, y esque tener la libertad tan cerca y no poder disfrutarla les hacía más duro su encarcelamiento.
También pudimos apreciar los movimientos del agua en aquella zona, que hacía que fuera practicamente imposible escapar de aquel sitio con vida. Nada se sabe de los únicos 3 fugados en toda la historia de la prisión. Se cree que murieron ahogados o atacados por algún tiburón.

Terminada nuestra visita, y de nuevo en tierra firme, decidimos volver caminando para poder ver el barrio chino y algunas de las calles más célebres de la ciudad. Chinatown no tenía nada más especial que las muchas que he visto, pero a las chicas les hacía ilusión y aprocechamos también para comer ahí a un precio ridículo.
Fué este día cuando tuvimos el primer contacto con otra de las atracciones de la ciudad, y por lo que mucha gente lo conoce. No es otra cosa que el "cablecar", o lo que es lo mismo, el funicular típico de San Franciso. Están situados en el centro de la ciudad, y únicamente quedan 3 o 4 líneas, que funcionan más por el turismo y por preservar la história que por la necesidad de ellos.
Las calles tienen los railes en el pavimento y dentro de estos, corre un cable que tira de ellos por todo el recorrido.
Por lo tanto, todos los funiculares de cada línea se van moviendo al mismo tiempo y pueden cambiar de calle desenganchándose y volviendo ha hacerlo.
Paseamos por aquellas calles hasta que se hizo oscuro y volvimos al hostal para preparar la cena con lo que habíamos comprado en el super. Un poco de comida casera no nos vendría nada mal, además de, como siempre, ahorrar un poquito de dinero.

El otro punto turístico importante era, por supuesto, el puente "Golden Gate", que en su época ( década de los 30), fué el más largo del planeta, y que se a convertido probablemente en el más conocido. Todo el mundo a visto alguna vez la silueta roja que le caracteriza.
Llegamos ahí en bus, más por la pereza de las chicas de caminar que por la lejanía de este. Tomamos las pertinentes fotografías desde la distancia, en las que podías ver toda la estructura, y después decidimos caminarlo entero, de punta a punta.
No son más de un par de kilómetros, pero tardamos más de una hora al pararnos en muchas ocasiones para tomar fotos, para disfrutar de las vistas que tienes de la ciudad, para ver las migraciones de patos que pasan por debajo del puente en busca del océano, o para ver a los delfines entrar en la bahía en grupos.
También vimos alguna aleta sospechosa, pero la distancia no nos hizo saber si era un delfín más, o alguno de los escualos que aseguran rondan por todo el agua que rodea la ciudad.
Llegados a la otra punta, ya pusimos camino de regreso, esta vez a un ritmo más rápido y únicamente nos paramos para contemplar el trabajo de algunos de los 35 pintores que constantemente repintan el puente. Un trabajo bastante duro, sobretodo en días de mucho viento, donde estar colgado a decenas de metros no debe hacer mucha gracia.

Del puente nos fuimos a recorrer más el centro, con sus calles de subida y bajadas en busca de una de las más conocidas. Para llegar ahí, lo típico es coger el funicular, pero los 5 dólares nos hicieron desistir y fuimos caminando las apenas 6 manzanas que la separaban de la estación. Al llegar, fué una gran decepción, ya que únicamente era especial por ser una calle con unas cuantas curvas y decoradas con plantas. Cientos de turistas a pié y en coche estaban recorriendo esa famosa calle. No perdimos demasiado tiempo en ella y seguimos nuestro camino al hostal.


Nos quedaban dos días y la mayoría, y para que engañarnos, lo más importante ya estaba visto, así que los llenamos lo mejor que supimos y visitamos entre otras cosas, el ayuntamiento, las casas victorianas típicas de la ciudad, el museo de arte moderno ( que horror), y el parque más grande, en donde estuvimos toda una mañana paseando.
Después de esto había llegado el momento de separarnos, ellas se volvían al trabajo en los colegios, y yo seguía mi viaje, en este caso con destino al parque nacional de Yosemite.

Para poder llegar ahí ya comprobé que los transportes en EEUU no son malos, pero para nada son directos, así tuve que pillar dos buses y un tren para recorrer los apenas 300 km. Eso sí, todos los horarios bien coordinados para que puedas llegar el mismo día.
Una vez allí, me alojé en un hostal-casa de montaña que estaba situado a las afueras del parque ( los hoteles de dentro son muy caros) y de lo primero que me enteré fué de que no habían excursiones programadas hasta 4 días después. Mi intención era no estar más de dos días ahí, ya que el tiempo se me acababa y aún me quedaba por ver Las Vegas.
Con este problema, encontré la solución en una señora que al verme preguntar y con mi cara de preocupación, me ofreció acompñarala al día siguiente, ya que ella iba con coche particular.

La señora en cuestión, Marylin, viajaba sola con sus dos perros, y estaba también disfrurtando de sus amplias vacaciones como profesora. En su caso, había trabajado cuando era joven en el parque y quería recordar viejos tiempos.
Con la suerte de haberla encontrado, quedamos a la mañana siguiente después de desayunar, y me fuí a comer algo en el restaurante. El lugar estaba en el medio de la nada y únicamente podías comer en su bar, un sitio muy acojedor donde ofrecían comida casera, que, con el frío que hacía fuera, era muy apetecible. Estube leyendo un rato y me fuí a dormir con toda la ropa de abrigo puesta, y esque el frío que hacía en ese lugar no se puede explicar........

Por la mañana, y evidentemente sin tomar ninguna ducha, ya que si lo hubiera hecho no estaría escribiendo ahora, me metí en el coche de Marylin y pusimos rumbo al parque, que estaba aproximadamente a 1 hora de distancia.
Al llegar, sobre las 8, el termómetro marcaba -2º y hacía poco apetecible salir del coche. Con fuerza de voluntad, y para que engañarme, empujado por la señora ( acostumbrada al frío), salimos a conocer un poco el valle, con sus cascadas y sus montañas. Los únicos que creo que realemnete disfrutaban aquel momento fueron los perros, que incluso se bañaron en las aguas heladas de sus ríos.
Poco a poco el día se fué levantando y la temperatura se convirtió en agradable, con lo que pude disfrutar esta vez si de las vistas del valle y pudimos caminar un buen rato seguido paseando a los perros.

Pero sin duda, el plato fuerte del día vendría por la tarde, cuando nos dirigimos con el coche a la zona de las "secuoias gigantes", árboles que crecen hasta unas alturas muy considerables, pero que sobretodo tienen una anchura impresionante.
La carretera para llegar ahí estaba cerrada, y solo se podía llegar después de caminar una hora hacía arriba. La mujer no se vió capacitada y se quedó con sus perros, mientras yo subía por la carretera en busca de esos árbolitos. Al final aparecieron, y os aseguro que en mi vida he visto nada parecido, vaya troncos que tenían. Todos juntos creciendo en el mismo lugar, con la nieve caida en el suelo, hacían que el lugar tuviera un encanto especial.

Ya de vuelta en el hostal, me despedí de Marylin, una mujer muy agradable, pero la típica inculta americana, y esque durante el día, como es lógico estuvimos hablando largo tiempo y me llegó ha hacer preguntas como: " ¿se habla español en España?", a lo que yo pensé, joder, está bien que nadie se lo enseñe en el colegio, pero por sentido común, en Francia se habla francés, en Alemania se habla alemán, y en España español. Otra de las joyitas que me soltó fué si teníamos democracia o que Obama no podía ser presidente porque no había nacido en Estados Unidos. Todo junto la convertía en un prototipo de persona que me he encontrado en varias ocasiones durante mis días aquí.

Mi tiempo en Yosemite había llegado al final, y después de volver a dormir medio congelado y otra vez sin tomar ninguna ducha, me fuí en busca otra vez de la combinación bus-tren-bus para llegar a Las Vegas. El viaje duró todo el día, y llegué a la ciudad más conocida del estado de Nevada a las 11 de la noche.
Esto no fué un problema ya que la ciudad, como es sabido, está abierta las 24 horas del día, así que me fuí en busca del hostal más cercano ( apenas hay 3 ), situado en el downtown, dejé las cosas en la habitación, volví a comprobar, como en San Franciso que a mi me tocaban los barrios de los vagabundos, y me fuí a dar una vuelta por los pocos casinos que hay en esa zona.

Al día siguiente me fuí a la calle principal, donde esta situados los casinos más conocidos ( Belaggio, Stratosphere, Mirage, The Venetian, Luxur, NY NY, etc etc), y me dí cuenta de que el sitio era muchísimo mejor del que yo estaba, de que me tenía que cambiar como fuera de sitio para poder vivir la vida real de Las Vegas.
Estuve todo el día arriba y abajo tomando fotos de casi todos los hoteles-casinos, y cuando cayó la noche, se prendieron las millones de bombillas de la ciudad, y todo tomó un aspecto diferente. Las calles se llenaron de gente, y todos parecían buscar el mejor sitio para perder su dinero. Como no podía ser de otra manera, yo hice lo mismo, ya que no podía estar en Vegas sin apostar en algún Casino. La elección no fué fácil, ya que todos ofrecen lo mismo, los mismos juegos. Los casinos por dentro son practicamente idénticos, y uno no sabe en cual se encuentra al final.

Me decidí por el Belaggio, protagonista de las películas Ocean's 11, 12, 13....y después de cambiar el tope de 50 dólares que me marqué para perder, me senté en una de las cientos de mesas de black jack y apuré mi dinero. Al menos me sirvió para jugar durante más de 4 horas.
Lo que me llamó la atención del lugar, es la presencia de las camareras que te van sirviendo bebida gratuita para que ni se te ocurra levantarte de la mesa.
Estuve la noche compartiendo pérdidas con una pareja mejicana, y cuando se me acabó el dinero, puse camino de regreso al hostal con la idea de cambiarme a esa zona la mañana siguiente. En el camino desde la parada de bus, me encontré algunos personajes poco deseables, y al ser altas de la madrugada, ir solo, y llevar conmigo el bolsito con la cámara de video y la cartera, decidí que lo más prudente, después de recibir algún que otro comentario, era ir corriendo el apenas kilómetro de distancia que había.

Para cambiarme, miré en internet uno de los casinos menos populares, llamado Sahara y que me había recomendado una chica israelita que conocí en el restaurante del hostal en Yosemite. Ella, con una amiga, iban a alojarse ahí al día siguiente, y después de reservar mi habitación le envié un mensaje para decirle que nos veríamos ahí.
La tarifa del hotel era realmente barata, 35 dólares por noche en habitación doble para mi solo, y si contamos que estaba pagando 27 en el hostal por una cama en dormitorio de 10, y que el hotel era como uno de 4 estrellas españolas, con piscina, gymnasio y todas las comodidades, aún me resultaba más barato.
La razón de estos precios es la lucha de los locales para que vayas al suyo y te gastes el dinero en sus máquinas. No era mi caso ya que yo ya había perdido todo mi presupuesto para el juego.

El motivo de no haber contratado antes el hotel era por la posibilidad de conocer gente en el hostal con la que pasar los días en la ciudad, pero la verdad, mis compañeros de habitación estaban todos por motivos de trabajo y me ofrecían más bien poco, así que me decidí a buscar la compañía de las dos chicas israelitas.

El único de mis compañeros con el que mantuve una conversación "interesante", y que respondía a otro estereotipo amerciano, fué un chico de California, de origen mejicano, que estaba haciendo las pruebas de ingreso para la policía de Las Vegas.
Me contó que estubo en Iraq 3 veces, en total más de 2 años, y me lo contaba con total normalidad. La conversación me pareció interesante, el poder conocerde de primera mano una persona que hubiera estado tanto tiempo en esta guerra de la que tanto se ha hablado. Así, me dedicí ha hacerle varias preguntas, y sus respuestas fueron muy, pero que muy sorprendentes.
La primera fué si no le había resultado muy duro estar más de dos años ahí, con los peligros, con la presión, y el tio, como si hablara de unas colonias de verano, me dijo que es depende como te lo tomes, que el había disfrutado, que lo había pasado bien, que no era de los que se ponían a llorar como un mariquita. Me dijo que el único momento que sufrió fué cuando un trozo de metralla se le incrustó en el codo........y lo explicaba tan orgulloso mostrándome la cicatriz!
La segunda de las preguntas, y que realicé después de oir su respuesta, fué que si le parecía dibertido tener que matar gente. Y otra vez con total normalidad me dijo que para él era normal, que él no veía directamente a sus muertos ya que disparaba un tanque por encima de las casas, pero que el ejército americano, por un tema "estadístico" como me definió él, le asignó 3,5 muertos.
Tema estadístico, brutal, a cada soldado le ponen en la hoja de servicio cuantos han matado.
Estuvimos rato charlando, y no es para poner todo en este blog, pero de verdad que va a ser una de las conversaciones que se me van a quedar grabadas.

Ya con la reserva del hotel, y después de haber estado 2 noches en un dormitorio, me cambié al hotel, situado en la zona activa, y al entrar en la habitación comprobé que iba a disponer de unos lujos poco propios de mi viaje. Dos camas de unas dimensiones considerables, lavabo completo para mi solo, vistas de la ciudad al estar en el piso 21, televisión por cable que me recibió con un educado "welcome mr.carlos barberán"....no podía pedir más.
Dejé las cosas y me fuí directamente a la piscina, ya que hacía un buen dia, y eso signifciaba tener más opciones de encontrar a las israelitas tostandose al sol. Dicho y hecho, allí estaban las dos, y después de las presentaciones con la que no conocía, me puse con ellas ha hacer el lagarto.

Toda la mañana la pasamos entre bañito en la piscina, en el jacuzzi y tirados en las hamacas. Al medio día nos fuimos los 3, perdonar por no haber hecho las presentaciones, ellas eran Yordan y Nofeel ( evidentemente no se escribe así en hebreo, pero es como se pronuncia). Como decía, nos fuimos a pasear por la ciudad ya que ellas no la conocían y a parte de ver de forma más rápida los edificios que había visto el día anterior, acabamos de recorrer la calle y pude ver de esta manera todos los hoteles-casinos de la ciudad. La verdad es que no los conté, pero resulta increíble que hayan más de 50 que ofrezcan exactamente lo mismo y todos ellos tengan su negocio y puedan mantenerse abiertos.
Estamos hablando de hoteles muy grandes, el mayor de ellos de 5.500 habitaciones, o lo que es lo mismo, un pueblo entero cuando esta lleno de gente, y a la lado otro de similares medidas, y otro, y otro.....
Sorprende también la cantidad de familias que van ahí con sus niños pequeños, y si es cierto que a parte del juego puedes montar en las múltiples atracciones que ofrecen los hoteles, pero no creo que sea un sitio para llevar a tus hijos.

Antes de retirarnos al hotel, contratamos la excursión al gran cañón para el día siguiente ( lo que significaba levantarse a las 5 de la madrugada), y pasamos a ver una de las funciones en las fuentes del casino Belaggio, con su música y sus colores.
Como cena, aprovechamos también el buffet del hotel, que ofrecía a los clientes por 10 dólares todo lo que pudieras comer. La calidad, en contra de lo que suelen ser estos sitios estaba bastante bien, y después de tener los estómagos llenos nos fuimos a dormir.

El despertador sonó muy pronto, y el bus nos pasó a recoger a las 5,30 de la mañana por la puerta del hotel. El día iba a ser muy largo ya que el cañón está situado a unos 450 kilómetros de la ciudad, contando las paradas obligadas para el conductor, sumada con alguna adicional como por ejemplo en la conocida presa de Hoover, hicieron que llegaramos pasadas las 3 de la tarde.
Cansados por el viaje y por no haber dormido demasiado, tuvimos que caminar durante 2 horas recorriendo el perfil del cañón, un impresionante espectáculo que más parece una postal que una visión de verdad. Cientos de metros de ancho y más de 1000 metros de profundo hacen de este sitio un lugar difícil de olvidar.
Disfrutamos de las vistas todo lo que pudimos, aprovechamos el poco tiempo que tuvimos, y regresamos al bus para poner rumbo de vuelta a la ciudad. Otras tantas horas de agotador autobús para llegar a las 11 de la noche al hotel, tomar algo de cenar y irse a la cama por estar derrotados, pero sabiendo que había valido la pena el viajecito.

A la mañana siguiente yo tenía que hacer el check-out, ya que era mi último día, y aproveché que las chicas aún iban a estar más noches para dejar las cosas en su habitación y pasar el día descansando en la piscina y charlando de mil cosas, entre ellas de la posibilidad de coincidir algunos días en Cancún, ya que ellas volaban directamente.
Yo, como buen backpacker, tuve que chuparme las 28 horas que separan Las Vegas de Dallas, que es donde tenía mi vuelo ya pagado en el ticket de la vuelta al mundo.
Así, me despedí de ellas, por si la situación hacía que no las volviera a ver, y me fuí a la estación de bus. Como pasó en las anteriores ocasiones, no había ningún servicio directo que recorriera los 2.000 kilómetros de disatncia, y tuve que pasarme más de un día cambiando 3 veces de bus, con el pertinente engorro de tener que cargar con la mochila.

En esos buses, pude vivir varias situaciones. La primera de ellas las inclemencias climatológicas, incluido un viento muy fuerte que hacía mover el bus en las primeras horas de trayecto, una nevada considerable durante toda la noche y parte de la mañana, con la consiguiente rasca cada vez que bajaba del bus, y para terminar, una tormenta de agua que acabó de completar el viajecito.

Otro de los aspectos fué mi compañía. Gente normal, gente de la calle, del centro de Estados Unidos, fuera de lo que había visto en California. Podría hacer toda una entrada hablando de esta gente, de su comportamiento, de como trataban con otras personas y no tendría suficiente para que quedara claro. Creo que se tiene que vivir en primer persona.
Yo me dediqué a observarlos y a pasar desapercibido, aunque no lo conseguí, yo era parte de ese grupo de frikkis, era el españolito.
De verdad que me podría tirar horas escribiendo de mi expericnia en esos buses, en los que atravesé los estados de Nevada, Arizona, Nuevo Méjico y Texas, pero podría resumir todos mis pensamientos en 2 ideas que me vinieron a la cabeza.
En el primer cambio de bus, a las tantas de la madrugada en algún lugar perdido de la mano de dios, tuvimos que esperar hora y media, y mientras cada uno actuaba en su papel ( el mio de observador), simplemente pensé: "Obama hijo, donde te has metido".
La segunda de las ideas fué que sería muy bueno como asignatura de la carrera de sociología, meter a los alumnos en uno de estos buses, de verdad que se aprende mucho sobre el comportamiento humano (mayores, jóvenes, parejas, niños, etc etc), y de lo mal que funcionan según que sociedades.

Después de las intermiables horas de bus, recuerdo que aquí no son como en Sudamérica que te puedes semi-estirar, sino que son los típicos buses de línea incómodos, llegué a la ciudad de Dallas.
Y aquí estoy ahora, escribiendo en presente, ya que la llegada a sido a las 2 de la madrugada y mi vuelo sale a las 11 del aeropuerto. Al llamar al bus, me han dicho que hasta las 8 no empieza el servicio, así que estoy teniendo 6 horas para teminar esta entrada, y de paso, mantenerme despierto porque no me quiero quedar domido entre medio de esta jungla que tengo como compañeros de estación. Tendríais que ver la cara de alguno de ellos....jajajajaja, por suerte mientras escribo estas últimas líneas son las 7.20, y ya no me queda casi nada.
Ahora me toca volver a cambiar de mundo e irme a Méjico por casi dos semanas después de haber convivido con muchos de ellos en América. A sido otro de los puntos curiosos del viaje, el oir hablar a los latinos media conversación en Inglés, media en Español, y esque cambían con una facilidad tremenda....muy gracioso.

Con esto me despido hasta la próxima, esperando que todo vaya bien desde aquí al aeropuerto.


Barbe.


Aquí van las foticos:


http://picasaweb.google.com/guillermo.de.prada2/EEUUBarbe#

2 comentarios:

Ñ dijo...

Que majas las profesoras esas!!
Yo no se tu, pero si a mi Tom me saca la mano por la ventana, no respondo!!jejeje
Un besin personaje

Anónimo dijo...

Barbe, parece que te está sorprendiendo el paisanaje de USA, pero que disfrutas de todas las experiencias.

Cuando vuelvas esto te va a parecer un poco aburrido, después de tantas a venturas.

Pronto te veremos. Un abrazo,
Ma. Victoria