sábado, 16 de mayo de 2009

Barbe Miami y Puerto Rico

Llegado después de un largo camino desde La Habana, me dirigí a la playa de South Beach, de la que todo el mundo hablaba maravillas, y busqué algún hostal que estuviera bien de precio. Lo encontré, y no me puedo quejar, ya que estaba en primera línea de playa, y en plena calle de fiesta.
Me acomodé y me preparé para mi corta estancia en Miami. No tenía muchas ganas de nada, venía cansado de todas las experiencias en Cuba, y necesitaba unos días de tranqulidad, sin sobresaltos.
Ahí estaba yo, con otro nuevo cambio radical de realidad, en otra ciudad americana llena de guapos y guapas que pasean en sus cochazos y lucen sus musculitos y cuerpos de escándalo en la playa. Para que engañarnos......vaya mujeres!

Del primer día poco que contar, hice las correspondientes llamadas a la família y amigos por el tema de la gripe porcina, y me fuí a dar una vuelta por la playa y el paseo marítimo para tener una primera toma de contacto. Por la noche, caí rendido muy pronto, y no quise saber nada de irme de fiesta, a pesar del ofrecimiento de mis compañeros brasileros de habitación.

Con las pilas cargadas, inicié el segundo día sin ningún tipo de prisa, estando toda la mañana en la playa, tirado como un lagarto, y bañándome en las aguas transparentes.
Ya por la tarde me fuí a pasear por las calles, y comprobé que había cambiado de país y de lugar pero no de gente alrededor. Y digo esto porque Miami está plagado de cubanos, y cuando digo plagados esque hay más que americanos.
Si sumamos esta comunidad con la de mejicanos y puertoriqueños, ya nos sale una combinación en la que tienen sus propias radios y cadenas de televisión en castellano, escuchas más español que inglés por la calle y te encuentras situaciones como un día en la playa un padre diciéndole a su hija que estaba jugando en la arena: " dont' go ni pa ya, ni pa ya", eso es, pensé yo, así se habla.
Lo cierto es, que si fuera americano me daría bastante rabia la situación, ya que hay muchos que no tienen ni idea de inglés, pero bueno, a mi ya me estaba bien.

Con la imagen de la mañana, una playa llena, repleta, de gente jóven, en lo que vendría a ser algo así como la Ibiza de América, todos con ganas de fiesta y de pasarlo bien, me dije que no podía irme sin salir al menos una noche por ahí.
Así que me fuí con los brasileros en busca de juerga. Nos decidimos por un club llamado "Mansion", el más popular y conocido ahora mismo en la ciudad ( ya que iba, lo hacía a lo grande).
Cuando me dijeron que la entrada eran 30 dólares sin consumición casi me da algo, pero bueno, me dije a mi mismo que era mi último caprichito del viaje.
El desfile de gente era impresionante, llegaban con sus coches de altísima gama, le dejaban las llaves a un aparcacoches, y pasaban por la zona de Vip's. Los de la cola nos lo mirábamos con cara de resignación.

Después de un buen rato en la fila, por fin entramos y pasamos toda la noche de aquí para allá. Eran unos buenos personajes además de unos señores fiesteros.
Terminado lo bueno, y haciendo reflexiones post-farra, me autoimpuse, por lo que quedaba, un arresto domiciliario voluntario a partir de las 22h.
Y esque la fiesta que había en esa ciudad, y en particular en esa discoteca no se puede ni nombrar, y al estar en Miami, los precios de las cervezas no eran que digamos baratos. Así que para evitar otra noche de descontrol, tanto física como en el bolsillo, creí que esa era la mejor solución. Fuí fuerte de mente y al final lo cumplí, aunque no resultó nada fácil.

Así, los siguientes dos días los gasté única y explusivamente en la playa y por la noche en el hostal hablando con uno y con el otro, y mirando de reojo a los que se iban de marcha...jajajaja. Me ayudó que mis amigos se marcharan y sus substitutas como compañeras de habitación eran de lo más tranquilitas.

En una de las mañanas, y esque poco más hay que contar de unos días de playa, asistí en directo a la típica persecución amerciana detrás del delincuente.
De repente un hombre se metió corriendo en el agua sin quitarse la ropa, y acto seguido aparecieron hasta 6 policías detrás.En lugar de meterse tras él, lo comunicaron por radio, y en menos de 5 minutos estaba ahí movilizada media comisaría.
Entre la lancha que trajeron, los salvavidas, los policías y los bomberos, los allí presentes ( que mirábamos perplejos) contamos hasta 25 personas.
Ya habían quinielas de a cuantos había matado ese hombre, y cuando lo sacaron del agua, lo arrestaron ( también al puro estilo americano) y se lo llevaron, alguién preguntó a un policía y la respuesta fué que había ido por la calle amenazando con una pistola ( que después resultaría ser falsa). Otro loco más de este país.
Evidentemente lo tenían que detener, pero lo que nos pareció exagerado fué el despliegue de medios utilizados.

Mi estancía había llegado a su fin, y el día 11 después de comer ya me dirigí de nuevo al aeropuerto para poner rumbo a Puerto Rico. Los días me habían ido perfectamente y me sirvieron para descansar y volver a cargar las pilas para el tramo final de mi viaje.

El trayecto, que tenía que ser sencillo, se complicó por el retraso en el vuelo y acabé llegando a San Juan pasadas las 11 de la noche.
Esto hizo que al preguntar la manera de llegar al centro, me dijeran que el único medio de transporte que había a esas horas era taxi ( 30 dólares).
Además me comunicaron que en el país no existe el hostal como concepto y que tenía que buscar bien una guest house porque sino los precios oscilaban entre 70 y 100 dólares la noche.
Con toda esta información, y después de pensarlo 5 segundos, me decidí a trasnochar en el aeropuerto, ya que a esas horas sabía que no encontraría nada económico, además de tener que pagar el taxi.

De esta manera, con los más de 80 euros que me había ahorrado, me metí una buena cena y busqué el mejor sitio para pasar la noche ( total, ya estaba acostumbrado).
El problema fué que en todo el maldito aeropuerto no había ningun banco o silla sin el típico reposabrazos, lo que hacía que estirarse fuera del todo imposible. Otro inconveniente fué el altísimo aire acondicionado que tenían.
Me puse como pude, con un invento con las mochilas, me metí dentro del saco y dormí ( fatal) hasta las 5 de la mañana, que me fuí a desayunar algo y en busca del primer bus, que salía a las 6.

Puerto Rico, al ser parte de los Estados Unidos, carece de moneda local y funciona con dólares americanos, aunque ellos, y supongo que a modo de preservar su antigua moneda, le llaman pesos. Las diferencias con lo que había visto en la isla vecina de Cuba eran exageradas, y desde un principio ya ví que ese país está totalmente supeditado a los yanquis, al igual que lo estaban los cubanos antes de la revolución.


Llegué temprano al "viejo San Joan", parte histórica de la ciudad, fundada por los españoles a principios del siglo XV y que conserva en perfecto estado todo el sistema de murallas que la protegían, en lo que fué uno de los puertos más importantes de la época.
El lugar es pequeño y muy turístico, con lo que encontrar un lugar económico fué tarea complicada.

De inicio me fuí a una mujer que estaba barriendo las calles a ver si sabía algún particular que alquilara habitaciones, y me llevó a un bar, donde hablé con un chico que me dió el precio de 25 USD. La noche anterior me habían avisado que si encontraba algo de menos de 35 no dudara, que no es habitual.
Fuimos a ver la habitación en cuestión, en un edificio privado, y lo que ví fué un antro de muchísimo cuidado. Sin ventanas, muy pequeño, con olor a tabaco, etc etc. Por un momento dudé, y estuve a punto de aceptar lo que hubiera sido el peor sitio de todo el viaje.
Suerte que al final el sentido común se apoderó de mi y salí del lugar por patas. Al fin y al cabo, ya llegaba el final del año y seguro que mis señores padres accederían a dar una ayuda para que su hijo no durmiera allí....jajajajajaja.

Cargado con la mochila, y con una lluvia que empezaba a caer, caminé casi todo el centro en busca de algo mejor en cuanto a calidad precio. Al fin, encontré una Guest House que me daba una tarifa inical de 45, pero con las técnicas de regateo aprendidas durante tantos meses, el precio lo fije en 30 y el sitio era 10 veces mejor que el otro.
Lo primero que hice al llegar a mi habitación privada fué descargar todo, secarme, y meterme a dormir una buen rato para recuperarme de la noche infernal que había pasado.

El primer día no pude conocer mucho, ya que la tormenta duró practicamente hasta las 6 de la tarde, pero lo poco que pude ver hasta que se hizo de noche me gustó bastante, paseé por las murallas y por las calles adoquinadas, que le dan a la ciudad un toque muy especial.
Me retiré al hostal en el que estuve dándole clases de informática a la hija de la dueña ( quien me lo iba a decir a mi, con mi poco conocimiento), y esque lo de internet es un mundo casi desconocido para muchas personas.

Durante mi segundo día la actividad fué nula, y esque a parte de madrugar para hablar con los de Radio Marca, me tiré el resto de horas metido en la habitación leyendo o en el pasillo robando internet a algun vecino confiado. La tromba de agua fué tanta, que hasta salir a comer y a comprar la cena resultó tarea complicada. Viva el caribe y su sol pensé yo.

Suerte que los dos últimos días por fin el tiempo cambió, y a pesar de no tener un sol radiante, al menos pude salir a conocer en profundidad la ciudad, y poder pasear una y otra vez por los mismo sitios. Como he dicho antes, el lugar es muy pequeño, y con uno o dos días ya te lo puedes caminar con los ojos cerrados.
Las tardes las gasté con internet, poniendo al día algunos asuntos, y relajandome lo máximo posible. Lo cierto esque los pensamientos del regreso ya empezaron a invadirme, y no fué tarea fácil evadirlos y seguir disfrutando del momento.
Pero ya se sabe que un año es mucho tiempo, y cuando ves el final tan cerca, es inevitable las sensaciones que yo estoy teniendo y que son parte de mi experiencia y de mi viaje.

Ya para terminar mi estancia en San Juan, gasté el último de mis días en la playa intentando captar algún que otro rayo de sol despistado y ahora mismo por la noche, terminando este post, y a punto de irme a la cama para mañana irme dirección al aeropuerto para hacer la última parada de mi World Trip.
Esta no es otra que la República Dominicana, donde esperemos que el tiempo me acompañe más y pueda exprimir mis últimos días y experiecias.

Sin más, ya os dejo hasta la próxima, lo que será la última entrada, pero para la que aún queda un tiempecito.

Aquí van las fotos: http://picasaweb.google.com/guillermo.de.prada2/BarbeMiamiYPuertoRico#

Barbe

2 comentarios:

Sandra dijo...

Hola, buscando blogs sobre cortas y baratas experiencias en Miami ha aparecido en tuyo.
Viajo a Miami 5 dias en Junio y me gustaria preguntarte como se llama el hostal donde te quedaste. Me apetece llevar el mismo plan que tu de gastar lo justo, alguna fiesta caera..) y disfrutar de no hacer nada en la playa. Si tienes algo de tiempo me gustaria que me indicases donde te hospedaste. Muchas gracias!

Anónimo dijo...

Hola, que Sandra eres????